Gerardo Estrada. Batuta de Oro.

Desde Minsk, capital de Bielorrusia, donde ahora vive Gerardo Estrada Martínez, Batuta de Oro del Concurso Internacional de directores 3.0 que organiza la Escuela de Dirección de Orquesta y Banda Maestro Navarro Lara, con sede en España, y la Orquesta Sinfónica de Paraguay, nos contesta pausado, generoso, apasionado, a través de mensajes de voz y los medios de comunicación que permite la tecnología.

Este título lo obtuvo este mes de mayo y la noticia la recibió en su casa. Se emocionó tanto que agarró una gran bandera de Venezuela y la agitó por el balcón. A la contienda musical, participaron 80 directores del mundo entero. En la ceremonia de premiación, el venezolano, dirigirá un concierto de gala con la Orquesta Sinfónica Nacional de Paraguay. Este reconocimiento lo impulsa como uno de los más destacados músicos y directores del país, hecho que lleva en alto, tanto como su cargo como Primer Secretario Cultural

¿Cuáles recuerdos guardas de tu niñez y de ese especial momento que te hizo saber que serías músico? ¿Cómo se inserta Valencia en esas memorias?
En mi infancia recuerdo un hogar llena de música, mi padre fue un músico aficionado, tocaba la guitarra, el cuatro y cantaba bastante bien. En la casa nunca faltó la música. Mi hermana Tania, reunió el dinero para hacerme el mayor regalo de mi vida. Me regaló la música. Me llevó a una tienda para que yo eligiera un instrumento. Elegí el violín y desde ese instante comenzó esta historia.

Desde Caracas a Valencia era un viaje frecuente pues mi familia vive allá. Desde pequeño visitaba a mi abuelita materna, tíos y primos. Siempre había música, hacíamos música en familia y nos llenábamos el alma. Yo me llevaba el violín y los instrumentos de mi papá siempre estaban allí. De esos humildes rincones recuerdo momentos llenos de música y amor.

Desde muy pequeño sentía un gran amor por la música y por la música académica, en especial, aunque siempre fui muy abierto y tenía una mezcla loca. Si pudieran escuchar mis equipos de almacenaje notarán que predomina, la música académica, pero también la latina, popular latinoamericana, en especial la venezolana, el rock o el jazz.

¿Te imaginabas a ti mismo, o acaso jugabas a dirigir alguna orquesta?
De pequeño recuerdo que cada día iba al colegio escuchando la novena sinfonía de Antonín Dvorák, la sinfonía Nuevo Mundo. Tenía un cassette y lo escuchábamos en el carro mientras me llevaban a la escuela, cabe destacar que esa sinfonía me la sé de memoria, obviamente.

Cuando leía en las enciclopedias de mis padres, quienes aunque no son músicos profesionales como ninguno de mis familiares, si son apasionados. Y yo leía muchísimo de esa literatura, de las enciclopedias y biografías de músicos o historias de las tradiciones musicales. Y si, en las noches siendo niño me metía en el cuarto, apagaba la luz, ponía mi música e imaginaba que estaba dirigiendo una orquesta. Era un sueño que siempre tuve en mi corazón que se cumplió mucho después porque para ese momento yo era sólo un violinista ejecutante. Estudiaba violín y la percusión también pero realmente, el sueño era dirigir. Si, realmente, desde niño siempre lo soñé. Poco a poco se fue forjando, no fue un camino fácil.

¿Cuál es la banda sonora de tus recuerdos?
La banda sonora de mi vida tiene un lugar preponderante nuestra música, la música venezolana, el canto de nuestros pueblos, de nuestras raíces, eso tiene una importancia destacada en mi vida, más allá de todo.

De tus instrumentos de estudio, el violín y la percusión, tan distintos uno del otro. ¿Cómo se amalgaman, qué generan en ti cada uno?
Mi instrumento siempre ha sido el violín, lo comencé a estudiar a los tres años en el colegio Emil Friedman, en Caracas. Aunque siempre me sentí tan atraído por otros instrumentos, tenía una intuición, una cosmovisión de la orquesta y me interesaban los sonidos de cada uno.

Así un día, faltó el timpanista en la orquesta, se requería de alguien que tocara la percusión, le dije al maestro, casi en broma, que lo podía hacer. El maestro me dijo, anda y hazlo, para mí fue un shock, siendo un niño músico entiende que tocar un instrumento de percusión no es caerle a palos a una olla, ni hacer ruido, pues es un arte muy complejo. El maestro Mauricio García comenzó a guiar mis pasos. Ahora como director es una ventaja conocer perfectamente cómo puedo pedirles a los músicos el sonido que quiero. La percusión tiende a ser un mundo desconocido para algunos directores, tengo la dicha de conocer muy bien esta familia instrumental.

Que mejor amalgama, que mejor unión que la melodía del violín y el ritmo de la percusión, lo lírico y lo vibrante, así es la vida, así el mundo, los contrastes. Yo pienso que una cosa no puede estar sin la otra.

La Batuta de Oro, en esta etapa de tu carrera, ¿qué significado tiene y cuáles metas quieres superar en lo sucesivo?
Haber obtenido el primer lugar en el concurso internacional de dirección de orquesta 3.0, lograr la Batuta de oro, es un momento muy alto en mi carrera, si es que podría decirse, de gloria. Pero me digo a mí mismo, cuidado. Es tiempo de reflexión e inflexión. Se que tengo que seguir adelante. Estoy en esa reflexión con el alma llena de agradecimiento para mi país, para todos los que me han apoyado en todo el mundo, pero a la vez, sin creérmelo mucho.

Es un paso, una motivación para seguir trabajando. Las metas que vienen están relacionadas con todo lo que sea necesario para enaltecer mi patria a través de la música. Sueños e ilusiones, pero poco a poco.

Estás abriendo caminos en tu función como Primer Secretario Cultural en Bielorrusia. ¿Cuáles proyectos estás desarrollando en nombre de Venezuela?
Gracias al embajador Américo Díaz Núñez, recientemente fallecido, al presidente Hugo Chávez en su momento y ahora al presidente Nicolás Maduro, yo he podido llegar aquí como Primer Secretario Cultural y coordinador del Centro Cultural Latinoamericano Simón Bolívar. Es una maravillosa situación e inusual. En uno de los conciertos pude notar interés de la gente en nuestra cultura, nuestra música y manifestaciones.
Por medio de la cultura hemos logrado el amor de este pueblo. Grupo de música latinoamericana, Alí Primera y el grupo de danza folklórica venezolana, Sandra Rodríguez. Ambas agrupaciones están conformadas por bielorrusos y ya estuvimos en nuestro país, ellos adoran la cultura venezolana y se acercan desde el respeto y con una gran pasión. Esos son unos de los proyectos más hermosos que hemos desarrollado.
Vamos a grabar un disco con el grupo Alí Primera, además del ciclo de conferencias que estamos desarrollando sobre nuestras fiestas populares e intercambiar saberes.

¿Los músicos de nuestro país tienen verdaderas oportunidades de crecimiento, profesionalización, difusión y reconocimiento dadas las políticas culturales actuales?
EL músico realmente tiene oportunidades en Venezuela. Lo digo con franqueza al ver la realidad en otros países, por ejemplo de Europa, donde muchas orquestas las están cerrando. En Venezuela, lo contrario. Por supuesto, hay muchos aspectos a mejorar y otros por fortalecer.
Pero el venezolano tiene un talento innato para la música. Y hemos tenido oportunidades para desarrollarlo de muchas formas, incluyendo la posibilidad de profesionalizarse porque hay grandes maestros, importantes escuelas.

Realmente, lo que tenemos que mejorar todos los venezolanos es la disciplina, nuestra cultura, la responsabilidad, la constancia y seriedad con la que se toman las cosas. No vale la pena seguir alimentando ese antivalor de la viveza criolla venezolana, por el contrario, hay que fortalecer la disciplina y el trabajo. Yo creo que esa ha sido la fortaleza que le ha dado el triunfo a muchos músicos venezolanos. Que lo hagan con el corazón y con una meta fija en los resultados, y sobre todo, que no olviden de dónde vienen, sus raíces y que sepan compartir sus experiencias y formar a las nuevas generaciones.

¿Cómo ves el desarrollo de la música popular en Venezuela?, aspectos positivos alcanzados y desafíos por superar.
Esta es una pregunta muy interesante porque a pesar de ser director de orquesta y siento una gran pasión por la música académica, la música popular venezolana es mi gran debilidad, así lo he demostrado por ejemplo con mi agrupación Maraca Ensamble o fusionándola con otros géneros como con el rock, con el grupo Flowers of Quinchoncho, que era música venezolana con ese género.

La música venezolana es extremadamente rica, los extranjeros normalmente la reciben con mucho amor y respeto. Es en ese momento, cuando se comienza a pensar en las maneras de difundirla. Hay varios maestros cuyos legados hay que divulgar y preservar.

Es necesario que nos avoquemos a su difusión. Incluso nosotros tenemos una plataforma de aprecio y respeto que se ha consolidado a través de la música académica, pues bueno, hay que usarla para impulsar de igual manera la música popular venezolana. Esa herramienta deberíamos utilizar para promover nuestra música popular en el mundo.

Veo muy bien el trabajo que se ha hecho con el Centro Nacional del Disco (Cendis) desde el Ministerio del Poder Popular para la Cultura que han sacado producciones de autores de música popular, como discos de arreglos académicos de la música popular.
El cultor popular, no sólo en la música, necesita mayor atención en aspectos de seguridad social, pienso que es un aspecto que se debería abordar. De verdad pienso que vamos caminando hacia la solución. Tendríamos que ser muy mezquinos para no reconocer lo que se ha logrado.

Por Carolina Marin Guevara @carolinamaring26

Entrevista publicada en el Diario Últimas Noticias – Venezuela (agosto 2015).

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Foro Chat

El sábado 25 de julio a las 3 pm vía WhatsApp se realizará el 3er forochat orgranizado por Artmónico Estudios Musicales desde Valencia, Venezuela y FullNota desde Bogotá, Colombia cuya participación es gratuita.

(Valencia, 13/7/2020) Artmónico Estudios Musicales (Venezuela) y FullNota (Colombia-Latam) se aliaron para realizar el forochat internacional “Atrae y captura a tu audiencia | Tendencias para músicos independientes”, dirigido a músicos, artistas y personas o emprendimientos ligados con la industria musical.

Carolina Marín, periodista y directora de Artmónico.com convocó al director general de FullNota.com, Melkis Obispo, para producir esta dinámica de comunicación especializada en mercadeo para el sector musical. El contenido se basa en los conceptos de atraer, capturar y enganchar a la audiencia, así mismo, fomentar la base de fans y consentirlos a través de estrategias que hará que sean fieles a los artistas.

Así mismo, Marín compartirá las tendencias de estos nuevos tiempos para que los artistas continúen presente en el gusto de sus seguidores. Este encuentro internacional se realizará vía WhatsApp y es completamente gratis, el enlace lo obtendrán los interesados en los DM de @artmonicoestudios y @fullnota_latam.

Sobre FullNota y Artmónico

FullNota es una empresa fundada hace 7 años por Melkis Obispo, músico y experto en marketing, en Venezuela ahora radicada en Colombia. Este portal www.fullnota.com, especializado en la distribución y comercialización de música en formato digital a través de tiendas streaming y descarga con mucha experiencia en estrategias de mercadeo musical empleando campañas online.

Por su parte, www.artmonico.com es una plataforma web, creada por Carolina Marín, directora-fundadora, de Artmónico Estudios Musicales, academia musical, que tiene como finalidad difundir y dar a conocer a los músicos venezolanos, productos y servicios relacionados con la industria musical del país.

Abre este enlace para unirte al grupo de WhatsApp :

https://chat.whatsapp.com/Edsi91dXCqz5fbA9RPGAZl

Periodista musical, la pasión y el oficio

«Las experiencias musicales se hacía necesario compartirlas, como el del resto de las manifestaciones del arte. Eso me permitió el periodismo»

Por Carolina Marín Guevara

@carolinamaring26

Es muy posible que el amor por la música y mi profesión como periodista hayan nacido cuando jugaba a tener un programa de radio y le pedía a mi abuela que cantara para grabarla y entrevistarla. Ella iba del folclor al tango con una gran facilidad y caracterizaba al artista que interpretaba. Más adelante, de la mano de mi papá, ir los domingos al Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV) a presenciar conciertos increíbles de la Orquesta Sinfónica Venezuela, del Orfeón Universitario, bandas de Jazz, Ópera o Zarzuelas abriría en mí un espectro musical importante.

La música estuvo presente siempre, popular de diversos géneros, esos cantantes del romance que visitaban nuestro país con frecuencia, los de la industria cultural; toda aquella negritud que nos regaló la disquera Motown Records, eran los himnos de mi tío Juan De Dios; así conocí a Las Supremas, Stevie Woonder, Los 5 de Jackson, Diana Ross, The Temptatios, Gladys Nigth and The Pips… siendo una niñita. Conviví por esos días con esa mezcolanza musical en la que nunca faltó la salsa, por su puesto, me costó más aprender a bailar que a descubrir que esa música y el latín jazz me hervían en la sangre.

Reconocí a los locutores que se especializaban en colocar la buena música, esa que sin duda me hacía reconocer una fanática y uso esa palabra porque llegó a mi vida el Rock y con una serie de grupos que nos visitaron a la cúpula del Poliedro de Caracas, hasta el Teatro Teresa Carreño pisaron ese lujo de sala que se inauguraba en la capital.

Esas experiencias musicales se hacía necesario compartirlas, como el del resto de las manifestaciones del arte. Eso me permitió el periodismo. Regresé a la UCV a meterme de lleno en sus aulas y me convirtió en Comunicadora Social. Mi tránsito por esta amable y dura profesión me llevó por muchos caminos; cultural, económico, tecnológico, radio, cine, televisión, prensa, medios digitales y lo que venga en el futuro. De alguna manera, he tenido con esta profesión una vida paralela pues siempre la música y el arte en toda su dimensión me ha acompañado.

Ahora tengo esta maravillosa oportunidad de hacer lo que amo en todas las expresiones y a través de los medios que me sean posible. Admiro y respeto a mis colegas en todas las especializaciones y fuentes periodísticas, especialmente a los que realizan un periodismo cultural de altura, inteligencia y sensibilidad.

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The flower of Quinchoncho celebra sus 20 años

The flower of quinchoncho es una banda de rock y fusión, fundada en Valencia, Venezuela en el año 2000. Sus integrantes son todos músicos profesionales que se desempeñan y destacan en distintas ramas de este arte, como la ejecución instrumental en distintos géneros, la dirección orquestal y coral, la docencia y la producción musical.

La configuración de la banda es única en el mundo, mezclando la base clásica de una banda de rock (dos guitarras, bajo, teclado y batería), con instrumentos del mundo sinfónico (violines, violoncello, corno francés y percusión sinfónica) e instrumentos del folklore venezolano (cuatro, bandola, percusión tradicional venezolana y latinoamericana), esta mezcla sin igual le da a FOQ su original sonido y personalidad. En sus canciones han experimentado con música tradicional venezolana, música antigua, litúrgica y música académica, junto a diversos géneros del rock.

The Flower of Quinchoncho son:

  • Jaida Rodríguez (violoncello)
  • Jetsy Pierre (corno francés / trompa)
  • Gerardo Estrada (violín y voz)
  • Francis de Verteuil (guitarra y voz)
  • Ronnis Díaz (guitarra y uatro venezolano)
  • Eddy Díaz (bajo)
  • Merbins Rangel (teclados)
  • Jean Puccia (batería)
  • Orlando Velázquez (percusión)
  • Rafael Fuenmayor (percusión y violín)

En la primera década del milenio, The Flower of Quinchoncho tuvo una notable presencia en el panorama underground venezolano, su propuesta despertó gran expectativa en cada una de sus actuaciones, por ello obtuvo galardones en distintos festivales nacionales e internacionales.

Para celebrar sus 20 años de existencia, The Flower Of Quinchoncho decide volver a escena con una propuesta sólida que genera curiosidad tanto en los nostálgicos como en los que apenas están conociendo a la banda.

El domingo 28 de junio lanzará un videoclip por sus redes sociales a las 12m, hora de Venezuela, de uno de los temas emblemáticos, como es San Pedro, la banda rinde un homenaje a una de las fiestas tradicionales venezolanas, decretada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2013. Toman algunos versos de la música que acompaña a la Parranda de San Pedro que se celebra en Guarenas y Guatire (Miranda, Venezuela), cada 29 de junio, y los convierten al estilo de la banda y se llena del aire sofisticado, mezcla fresca, dinámica y hasta jocosa.

Este tema dedicado a San Pedro forma parte de una producción discográfica que lanzarán pronto al mercado junto con las canciones originales de la banda que incluye un repertorio tomado del folclor venezolano con el estilo particular que les caracteriza.

The Flower Of Quinchoncho tiene en planes reunirse físicamente en un futuro próximo para realizar una serie de conciertos en una gira internacional que ya tiene varias fechas confirmadas, y que dependerá, claro está, del desarrollo de la nueva normalidad en el mundo entero.

Pueden seguir a The Flower Of Quinchoncho en sus redes sociales, pues estarán constantemente actualizando información y subiendo contenido de interés para los que deseen estar al tanto de los pasos de esta sorprendente banda venezolana.

Redes sociales: @theflowerofquinchoncho

Instagram
https://instagram.com/theflowerofquinchoncho?igshid=1bw5u8y0btq8

Facebook
https://www.facebook.com/theflowerofquinchoncho/

Youtube
https://www.youtube.com/channel/UC9FE7Dkpxj-_avwwMKNPSdg

¿Experiencia digital o religiosa?

Fabiola Aponte Silva

Cada vez es menos relevante tener presencia digital, quizá porque resulta prácticamente obvio que estemos en alguna red social. Más allá de que no necesariamente «deba» ser así, creo que la discusión impostergable debe ser ¿qué tanto valor tiene nuestra marca en los canales digitales? ¿Existimos en las redes para llenar un espacio o para dejar huella?
La pandemia ha dejado grandes aprendizajes en este sentido. Ha sido momento de silenciar cuentas o de activar sus notificaciones para no perdernos de nada. También ha sido un espacio de confusión o silencio para algunas marcas, pero también el momento de trascender para otras. El punto de quiebre entre estar en un lado u otro, es la experiencia. Esa quimera que se debate entre el sentido común y el algoritmo.
Recientemente descubrí la iniciativa de Cheo, un músico venezolano, que en el medio del tedio del confinamiento, empezó a trasmitir Lives en Instagram para pinchar un rato con sus discos de vinilo y conversar con su comunidad. José Luis “Cheo” Pardo, (ex guitarrista de Los Amigos Invisibles) productor musical invita a sus amigos a su casa, y con el hashtag #casaecheo, arrastra a sus más de 40 mil seguidores a una rumba en su guarida para bailar, cantar y compartir entre ellos con una conexión que pocas veces había visto en una plataforma digital. Y sí, los participantes comparten entre ellos, y quizá esta sea una de las grandes diferencias con otras trasmisiones en vivo.
Cheo tiene una comunidad que interactúa entre sí y no sólo con él. Entonces, un grupo de venezolanos conectados por la nostalgia y la emoción de «sus vidas pasadas», se mete en el personaje, y vive esa fiesta olvidándose de que es virtual. Y hablan de usar tacones, comer tequeños, o bailar en la arena. Dependerá de la fiesta, que puede ser una boda, playera o una tipo loft para pasar el tiempo.
No todas las marcas puede hacer esto, pero sí pueden inspirarse para que con una buena estrategia y conexión con su comunidad, se acerquen a ella, para inspirar, educar, divertir o cualquiera que sea el objetivo de la marca. Esto puede lograrse al azar, es verdad, pero hablemos de lo que podemos controlar: la estrategia, de nuevo, ¡la estrategia!, única aliada para lograr la experiencia. Para conocer a quien le hablas, identificar cómo les puedes servir y finalmente, ofrecer una relación genuina y con esencia. Y si tienes suerte, tu comunidad estará como yo un viernes cualquiera a las 2:00 am., en #casaecheo viviendo mi experiencia religiosa digital, guardando todas sus playlist y activando las notificaciones para no perderme la siguiente sesión. Sí se puede, y la creatividad y la empatía aran el camino.

Fabiola Aponte Silva

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